" Me desperté somnoliento, todavía con un libro sobre el regazo y arropado en una manta de viaje. La claridad inundaba la cabina y algunos de los pasajeros se agolpaban en las ventanillas profiriendo exclamaciones de asombro. De repente el piloto anunció que estabamos sobrevolando Los Andes y nos recomendó que miraramos hacia nuestra derecha. La mayoría aceptamos de buen grado la sugerencia y, durante unos segundos, se hizo un silencio tan extraordinario como la vista que se extendia ante nuestros ojos.
Pasear sobre las nubes contemplando las cumbers nevadas, la imponente cordillera Blanca, sus majestuosos picos, es una espectaculo de una belleza indescriptible que a nadie deja indiferente. Imposible disfrutar de ese paisaje desde otro lugar que a bordo de una aeronave. En ocasiones, volar te permite estar más cerca del cielo. Esta era una de ellas.
Conservo la imagen en la memoria y ni siquiera necesito recurrir a las apresuradas fotografias que tomé para evocar un escenario que me estremeció.
Durante años, el hombre soñó con alzar el vuelo, con tener alas para elevarse. Los aviones nos han permitido asomarnos al mundo desde otra perspectiva, alejados del suelo. En cada trayecto descubres algo que te sorprende, una explosión de naturaleza mágica: ya sea la masa verde que viste la selva, un conjunto de islas de curioso perfil, o los millones de puntos de luz que dibujan el contorno de una ciudad.
El viaje no comienza para algunos, al llegar a destino. Hay que aprender a disfrutar del trayecto."
Publicado por Juan R. Gil
Director del diario Informacion de Alicante
En Ronda Iberia (Abril de 2009)
2 comentarios:
Ya decía yo que esto tan bonito me sonaba de algo... ¡Pues claro! Lo leí en el vuelo a Nueva York
Saludos
Vaya! se me ha adelantado mi exorbrother, yo iba a poner exactamente el mismo comentario!!
Peibol eres lo peor!
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