Ayer fué un día negro para la aviación española y para la aviación en general.
Un día que nunca debería haber existido.
153 personas perdieron la vida en un vuelo que les iba a llevar a las islas canarias bien para disfrutar de unas merecidas vacaciones o bien para volver a casa después de visitar la península. El incendio y explosión de un motor es la causa que en principio se da para tan fatídico accidente. Al parecer el avión había intentado despegar pero al notar anomalías técnicas había regresado a la terminal y tras una revisión técnica había vuelto a rodar listo para el despegue.
Aún no se saben las causas. Aún no se sabe la lista definitiva de pasajeros fallecidos. Aún quedan cuerpos por identificar en el IFEMA. Aún la tragedia está presente en todos los informativos y medios de prensa.
Ayer fué es un día en el que cada uno de nosotros no nos tendriamos que haber levantado.
Tener que operar un vuelo lleno de españoles al de unas pocas horas del siniestro y al mismo aeropuerto es una de las tareas más duras que he tenido que hacer en toda mi carrera profesional.
Dando la bienvenida a los pasajeros del vuelo BA462 con destino Madrid y con la sonrisa más triste que jamás ha conocido mi alma, uno de ellos, al comoprobar que era español me ha preguntado con la sombra del miedo en el rostro: "¿Todo va a ir bien, verdad?" "Claro" Le he respondido. "Todo irá bien". Nadie se ha quejado por el retraso. Nadie ha hablado apenas durante el vuelo. Todo el mundo dormía o al menos lo intentaba. Querían olvidar. Olvidar todo lo que habían visto y oido durante las horas de espera en la terminal.
Un pasajero de Bussiness class me ha preguntado: "¿Has estado en Madrid?" No, no había estado. Iba a Madrid por primera vez en el día del siniestro. "Pobre gente" me decía. "Ha sido tras despegar". "Si, parece que ha sucedido tras tomar vuelo" le respondí como pude. "Un horror". Y dejándole el vaso de agua a su lado, caminé en silencio observando el silencio que reinaba en la cabina. Ha sido el vuelo más triste que he hecho nunca.
Muy duro. Un día muy duro para la aviación y que convierte el 20 de Agosto en un día marcado por la tragedia. Esperemos que nunca haya otro 20 de agosto ningún día de ningún año.
6 comentarios:
Sin duda una tragedia que deja los pies helados. Espero que pronto averiguen las causas del accidente y no vuelvan a repetirse escenas como las que vimos hoy.
Y lo más triste es que ahora se hablará mucho, se especulará más, y de pronto en uno de los telediarios ya no se nombrará para nada, será el efecto de "el muerto al hoyo..." y ala, todo a seguir como siempre, y de pronto dentro de un tiempo lo nombrarán por cualquier motivo y nos sonará a una cosa taaaaaan lejana... en fin, que le vamos a hacer...
Un palo.
Lo que peor me sabe de la especulación medíatica es el daño que os hacen a vosotros, los pilotos, con la sarta de mentiras que se están contando sin tener en cuenta a los equipos humanos que velan en todo momento por la vida de las personas que van en el avión y si me apuras, haciendo un daño gravísimo a muchas personas que teniendo algo de miedo a volar, ven convertido en fobia su pánico a despegar los pies del suelo.
Personalmente me encanta volar, me maravillan los aviones y os admiro a los pilotos. En uno de mis vuelos Barcelona Bilbao el comandante me permitió ir en cabina y aterrizar en ella. Hice un sueño realidad.
Un abrazo, mucho ánimo.
Nos vemos en el aire.
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