11 octubre 2007

Crítica

Cuando comencé a escribir este blog me prometí a mi mismo no escribir sobre religión ni sobre política. Sigo manteniendo esta promesa. Sin embargo, he de hacer una excepción ya que necesito plasmar por escrito un sentimiento que me indigna y casi como se dice por ahí, me provoca "urticaria". Ese sentimiento viene provocado por la "gran institución" que para algunos, creo que cada vez menos, es La Iglesia.

La Iglesia, esa "gran institución" (¿?) se permite ser juez del comportamiento humano. Ataca a los homosexuales, a los partidarios del aborto, a los que apoyan la eutanasia... Vamos, se erige una y otra vez como juez y "legisladora" de lo que debiera estar o no prohibido en la sociedad en la que vivimos. Creo que esta postura es una postura gravemente equivocada. Bueno, no es que lo crea, sino que lo se. Sin embargo, y a pesar de todas estos juicios morales de los que se cree autorizada, La iglesia es egoista, y la hipocresía y la demagogia figuran entre otras de sus cualidades. Pero no me voy a limitar a "lanzar" todas estas acusaciones sin ningún motivo no. Creo fervientemente que cada opinión debe ir respaldada por hechos, razones o pruebas que avalen dichos puntos de vista.
Afortunadamente, La Iglesia en los últimos días me "ha puesto fácil" justificar mis afirmaciones.
Hace dos días, La Iglesia volvió a saltarse las reglas de lo establecido y a tratar la moralidad o no de un suceso a su propio antojo. La Iglesia se prestó a colaborar en "un circo". La Iglesia a cambio de enriquecer sustancialmente sus arcas se ha saltado todas sus reglas. No solo ha abierto las puertas de una de sus iglesias a las once la noche para celebrar una boda, sino que ha permitido que los contrayentes se saltaran toda "lista de espera" para dicho evento. Además la "tan moral" Iglesia ha permitido que "los novios" entraran en ropa "de calle" se "vistieran de boda" en la sacristía y luego se volvieran a cambiar de ropa para abandonar el recinto eclesiástico. Todo ello para salvaguardar la millonaria exclusiva pactada por la pareja con una famosa revista del corazón. Los habitantes de la localidad donde se saltaron todas estas reglas están indignados y con razón. ¿No es un poco bastante hipócrita y egoista que La Iglesia se crea autorizada a juzgar moralmente los comportamientos humanos y sin embargo se preste a actos de inmoralidad saltándose sus propias reglas a cambio de una "recompensa económica? Por mi parte creo que es bastante. Ya lo ha dicho una mujer residente en la localidad donde se ha celebrado el acto: "Así es normal que la gente no crea en La Iglesia". ¿Cómo se va a creer? No se puede intentar dar ejemplo dando tan mal ejemplo. Vergonzosa. No hay otras palabras para describir a esta "institución". Siento hacer esta crítica tan dura pero asi es como lo siento. Seguro que algunos de los pocos que seguían creyendo en esta "institución", si es que quedaba alguno, se han sentido deufradados. Sinceramente, no me extraña. Lo que me extraña es como después de semejantes actos, hay gente que aún crea en ella.

Peter

1 comentario:

MadRod dijo...

Afortunadamente para mi salud mental, me liberé de ellos hace décadas. Ahora sólo me queda lanzarme al embrollo de la apostasía para ser una persona completa.
Mejor no me extiendo en mis opiniones sobre las distintas iglesias y religiones, podría estar horas escribiendo. Sólo decir que me alegro profundamente de que cada día, poco a poco, vayan perdiendo adeptos.