Hace unos días seis tripulantes españoles fueron sacados de un avión a punta de pistola.
Les bajaron del avión en el que trabajaban y les detuvieron por "complices" de un delito de tráfico de niños. Como a quien le sacan de su oficina a punta de pistola, los seis integrantes de la compañía aerea española estaban aterrorizados. No solo fueron apuntados con una pistola sino que esto se producía en un pais africano con muchas diferencias ideológicas y culturales. El miedo a lo desconocido, a lo inesperado acechaba como una oscura sombra sobre todos los miembros del equipo de Girjet desplazado para operar un vuelo y desempeñar asi su trabajo.
¿El delito? Querer hacer su trabajo. ¿El pecado? Querer volar.
La empresa Girjet había sido contratada por una ONG francesa para realizar un vuelo de un punto de Africa a un punto de Francia y llevar a unos niños que supuestamente eran huérfanos y tenían hambre. Que la ONG no fuera tal o que sus acciones no se movieran dentro de la legalidad debería ser una responsibilidad de la propia empresa francesa y no de unos simples "intermediarios" españoles. La tripulación además de cumplir con su trabajo tenía un bonito objetivo: hacer un poco más felices a unos niños con condiciones precarias. A nadie se le puede imputar ningún delito por querer hacer feliz a alguien.
Espero sinceramente que el ministro de asuntos exteriores, el embajador de España o a quien le corresponda, haga su trabajo y consiga que liberen a estos seis trabajadores inocentes cuanto antes. Ya han pasado un calvario innecesario durante demasiados días.
Libertad a los miembros de la tripulación de Girjet.
Peter
Les bajaron del avión en el que trabajaban y les detuvieron por "complices" de un delito de tráfico de niños. Como a quien le sacan de su oficina a punta de pistola, los seis integrantes de la compañía aerea española estaban aterrorizados. No solo fueron apuntados con una pistola sino que esto se producía en un pais africano con muchas diferencias ideológicas y culturales. El miedo a lo desconocido, a lo inesperado acechaba como una oscura sombra sobre todos los miembros del equipo de Girjet desplazado para operar un vuelo y desempeñar asi su trabajo.
¿El delito? Querer hacer su trabajo. ¿El pecado? Querer volar.
La empresa Girjet había sido contratada por una ONG francesa para realizar un vuelo de un punto de Africa a un punto de Francia y llevar a unos niños que supuestamente eran huérfanos y tenían hambre. Que la ONG no fuera tal o que sus acciones no se movieran dentro de la legalidad debería ser una responsibilidad de la propia empresa francesa y no de unos simples "intermediarios" españoles. La tripulación además de cumplir con su trabajo tenía un bonito objetivo: hacer un poco más felices a unos niños con condiciones precarias. A nadie se le puede imputar ningún delito por querer hacer feliz a alguien.
Espero sinceramente que el ministro de asuntos exteriores, el embajador de España o a quien le corresponda, haga su trabajo y consiga que liberen a estos seis trabajadores inocentes cuanto antes. Ya han pasado un calvario innecesario durante demasiados días.
Libertad a los miembros de la tripulación de Girjet.
Peter
1 comentario:
Hola Peter!!!
Cómo sigue esto del vuelo? En qué ha quedado? estaría bueno que actualices si hay novedades y nos cuentes.
Aquí recién comenzando la mañana!
Te dejo un gran beso..
Mel.
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