29 marzo 2006

el mundo visto desde 35.000 pies (segunda parte)



Hola amig@s!

El blog de ayer fue especial, como ya anotaba, pero no hablaba apenas de lo que anunciaba su título, de como se ve el mundo desde 35.000 pies. Por ello, he decidido crear una segunda parte en la que después de haber declarado mi emoción y mi entusiasmo ante los cambios que me esperan en los próximos meses y mi agradecimiento ante los casusantes de tales sentimientos, me concentre en hablar del título del blog en si.
El mundo a 35.000 pies, como decía al final del blog anterior, es muy atractivo. Al menos para mí. Esta es una profesión que te encanta u aborreces. Generalmente no hay término medio. El trabajo no es solo un trabajo, es un estilo de vida. El sector laboral en el que se encuadra no es solo un "mercado laboral" en si, es un mundo. Un mundo en el que se trabaja en equipo, se sonrie más de la cuenta y se viven momentos de locura y momentos de satisfacción como en pocos otros trabajos. El mundo de los aeropuertos, los mostradores de facturación,el personal de tierra,sus uniformes, los controles de seguridad,las tiendas del "otro lado", los anuncios mediante megafonía de vuelos que salen hacia cualquier parte del mundo, los aviones, el personal de vuelo,sus uniformes, la comida que se sirve a bordo, el llegar en pocas horas a un destino más o menos cercano... Todo ese mundo desde que el taxi o vehículo en el que viajemos nos deja enfrente de una de las terminales hasta que salimos de ella en el destino final, es apasionante. Al menos para alguno de nosotros. Supongo que es una especie de "sentimiento" que se tiene o no se tiene.Yo recuerdo, que ya desde mi más tierna infancia, me encantaban los aeropuertos. cada vez que estaba en uno de ellos me quedaba absorto mirando todo lo que sucedía en ellos. El personal de tierra que con una sonrisa te atendían con sus uniformes distintivos, el ir y venir de gente, los recien llegados que abrazaban a sus seres queridos, los que marchaban que se despedían.Todo era emocionante. Luego, una vez que habías llegado al otro lado, encontrabas las tiendas llenas de gente buscando un regalo de última hora. Oías anuncios que reclamaban últimos pasajeros de un vuelo que partía inminentemente a la otra punta del mundo. Muchos de los pasajeros lucían ilusión en sus rostros. Ilusión quizás de encontrarse en camino para ver a alguien que no veían desde hace mucho tiempo o ilusión de marchar a "emprender una aventura". Otros simplemente viajaban por negocios claro que si, pero aún así siempre tenían una cara diferente a la que seguramente tenían en una estación de tren o de autobús. El aeropuerto lo hacía especial. El ir a volar en unos pocos minutos lo hacía especial. Lo hace especial. Nadie puede explicar exactamente que es lo que tiene, pero el mundo de la aviación comercial tiene algo. Los aeropuertos y las compañías aereas conforman un "mundo aparte". Un mundo en el que nada es como en el de "la ciudad". Los horarios nunca son de 9 a 5 y puede pasar de todo. Cada día es diferente y puede tener los desenlaces más insospechados. Quizás esta incertidumbre, esta "fuera de lo común" o "anti rutinaria" manera de ser de este mundo de la aviación por el que todos alguna vez transitamos es en parte lo que le haga especial. No lo sé. El caso es que a la mayoría de los que tenemos el placer de trabajar en el, nos da más momentos de felicidad que de infelicidad. Y eso, hoy en día, es un privilegio.Nos vemos en algún aeropuerto o a bordo de algún avión... ¡Buén próximo vuelo! :-)

Peter

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te flipes tanto que fuera de los aeropuertos hay algo más que currar diciendo 'ING, ¿en que puedo ayudarle?'